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viernes, 24 de enero de 2020

Las cárceles sin vigilantes de Ombuds: falta de personal y carencias en los servicios.

Minerva Marcos / Las cárceles de Madrid, Extremadura y Castilla-La Mancha tienen carencias en los servicios y en el personal de seguridad desde el pasado 31 de diciembre. Ese día finalizaron oficialmente su labor los casi 500 vigilantes privados de Ombuds, que se fueron a la calle tras la quiebra del grupo. Con su salida llegaron los problemas a las prisiones de estas tres comunidades autónomas. El Ministerio del Interior ha intentado subsanar este problema destinando a más efectivos de Guardia Civil y Policía, pero no es suficiente.

Alrededor de 240 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, repartidos en las 15 cárceles afectadas, han tenido que asumir estas bajas. Sin embargo, esta cifra reduce casi a la mitad el personal de vigilancia de estas cárceles, que pasan de contar con casi 500 efectivos a disponer de menos de 250. Una deficiencia que ha provocado reajustes precipitados y dificultades para los profesionales —funcionarios de prisiones, agentes de Policía y de la Guardia Civil— que trabajan en estos centros penitenciarios.

FUNCIONARIOS DESCONTENTOS

Los trabajadores que se están encargando actualmente de estas prisiones no pueden seguir así. Muchos de ellos denuncian que están haciendo labores que no les competen y también lamentan que hay encargos que no pueden hacer porque ahora tienen que dedicarse a otras funciones, que antes hacía la seguridad privada. Otros, mientras tanto, siguen demandando más apoyo de personal al Ministerio de Interior.

Los funcionarios de prisiones son claros: hacen falta más efectivos. Manuel Galisteo, el coordinador nacional de la asociación de trabajadores de Instituciones Penitenciarias Tu Abandono Me Puede Matar, argumenta que son ellos, los funcionarios, los que “se están haciendo cargo de los huecos que deja la seguridad privada”. Galisteo advierte de que en algunas posiciones, como en las barreras para entrar el recinto, “no hay nadie”. Por ejemplo, en la cárcel de Badajoz, una de las afectadas, hay siete garitas de seguridad. De todas ellas solo una está vigilada por la Polícia, mientras que antes, con Ombuds, había ocupadas cuatro.

El coordinador de Tu Abandono Me Puede Matar señala que, además de los trabajos que ya tienen asignados en el interior de las prisiones, los funcionarios tienen ahora que ocuparse de vigilancia externa. Una función para la que denuncian no están preparados, porque, a diferencia del resto de cuerpos de seguridad, ellos no son agentes y no disponen de armas con las que defenderse en casos de peligro. Toda esta situación agrava, además, una reivindicación histórica de este colectivo, que lleva años pidiendo un aumento de personal y salarial.

POLICÍA Y GUARDIA CIVIL, DESBORDADOS

Tampoco están contentos en la Policía. El secretario de Organización del Sindicato Unificado de Policía (SUP), José Antonio Rodríguez Neira, admite que la salida de los vigilantes de Ombuds “ha causado un poco de revuelo en el sector”. En el caso del centro penitenciario de Badajoz, se han convocado recientemente 12 plazas para agentes que quieran desplazarse a cubrir estas vacantes. Rodríguez Neira celebra que haya nuevas convocatorias, pero critica que sean para las prisiones. “Nuestro trabajo principal es hacer seguridad ciudadana, estamos dispuestos a todo lo que nos pidan y somos un apoyo, pero entendemos que la seguridad en las cárceles compete en esencia a otros”, añade. 

El secretario de Organización del SUP entiende que los 12 profesionales que se destinarán a Badajoz dejan su zona habitual de trabajo para reforzar otra, por lo que todo se trata de un parche temporal. Un aspecto en el que coincide con el coordinador de los servicios de protección y seguridad de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), Rafael Sánchez. 

Sánchez asegura que, al igual que ha ocurrido con la Policía, también han tenido que derivarse agentes de Guardia Civil de otras provincias para cubrir servicios. Algo que resulta insuficiente y que genera descubiertos en otras zonas. El representante de AUGC explica que tanto ellos como los funcionarios de prisiones han tenido que volver a hacer funciones que desde 2013 asumían los vigilantes privados, por lo que ahora es más complicado retomar estas labores y sumarlas a las que tienen actualmente. “Hay carencias en la plantilla y están desbordados”, apostilla.

EL CONFLICTO DE OMBUDS EN LAS CÁRCELES

La pesadilla que viven actualmente las cárceles del lote 2 —así se conocen al grupo de prisiones de Madrid, Extremadura y Castilla-La Mancha— comenzó oficialmente en diciembre, cuando quedó desierto el concurso público que buscaba un nuevo adjudicatario. Como ocurre cada año, el Ministerio del Interior sacó los contratos de seguridad de cada lote y solo el número dos, que era el único que controlaba Ombuds, se quedó sin oferta.

La Administración sacó de urgencia otro concurso público para paliar este problema, pero, de encontrarse un adjudicatario, ya no sería hasta marzo cuando se reincoporarían los vigilantes de Ombuds. Tres meses de carencias en 15 prisiones estatales que podrían haberse solucionado si el Ministerio del Interior hubiera actuado con previsión...
Fuente: www.moncloa.com

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